Descripción enviada por el equipo del proyecto. Obra seleccionada en el Quinto Premio Europeo de Paisaje Rosa Barba 2008
El proyecto tiene su origen en un proceso de participación ciudadana en el que los vecinos manifestaron, de forma oral, escrita o con dibujos, la imagen que tenían de la futura plaza junto al edificio de los Juzgados.
Por ello, la plaza se plantea con dos zonas diferenciadas, una más representativa, alrededor del edificio, y la otra, de carácter doméstico, estrechamente relacionada con los edificios de viviendas y con la actividad cívica de los vecinos. Entre ambas, un “foso” o espacio rehundido que las separa y un puente que las vuelve a conectar.
Esto explica el espacio, necesariamente fragmentado y doméstico de la plaza, en contraposición a la zona alrededor del edificio entendida como una peana que aísla, en cierto modo, los juzgados de su entorno doméstico.
La plaza se entiende como una suma de mosaicos, casi como una plaza con paisajes tatuados para dar cabida a las ideas de todos los vecinos, a través de la profusión de pequeños lugares (el puente, el río seco, el prado, la plaza peinada, las zonas infantiles, el jardín para enamorados…) que se juntan en ella.
La zona central de la plaza se presenta en una suave graduación cromática que pretende establecer una evolución gradual entre el entorno urbano y el edificio judicial. Sobre este espacio neutro se destacan cuatro lugares especiales: una plataforma elevada de césped, dos conjuntos de juegos infantiles y el puente, que une la plaza con el entorno del edificio de juzgados. Cada uno de ellos se distingue con un color básico: verde, azul, rojo y amarillo, y se ilumina, por la noche, con farolas de LEDs. Imaginamos estos cuatro lugares como alfombras voladoras que reposan momentáneamente en la plaza y que son utilizadas con espontaneidad por los vecinos antes de volver a emprender su vuelo.