En el día de ayer se terminó esta ardua travesía que se venía planeando desde 2010. Se trata de un edificio de ladrillos con 123 años, 80 metros de largo y 12 de fondo, que debió desplazarse 63 metros hacia el oeste desde su lugar original, donde están previstos trabajos de extensión de la vía férrea.
Con 6.200 toneladas, su traslado llevó dos días de intenso trabajo de ingeniería. Bajo su estructura se dispusieron en línea oblicua tubos de acero que permitían su deslizamiento a través de una fuerza hidráulica. Éste se trataría de uno de los desplazamientos más importantes del país.
El movimiento se realizó en general sin contratiempos, salvo por una pausa que tuvo como objetivo corregir la trayectoria del edificio, la que estaba tendiendo hacia la derecha.
En sus inicios, el edificio iba a ser demolido para permitir el paso de vías férreas sin contratiempos. Sin embargo, los vecinos junto con la ayuda de políticos impidieron la demolición de éste edificio, ya que ellos consideraron que su importancia histórica no podía simplemente desecharse.
Fuente: La Tercera