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Arquitectos: Ayumu Ota, Martin van der Linden, Yuko Kawakita
- Área: 196 m²
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Fotografías:Josh Lieberman
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Yamada-machi es una ciudad ubicada en la costa central de Japón, en la prefectura de Iwate. Después de que un devastador terremoto y tsunami golpearon la ciudad el 11 de marzo de 2011, un viejo amigo de Yamada-machi en La Haya, Países Bajos, instó a varias grandes empresas a ayudar. Las empresas eran tanto holandesas como internacionales, incluyendo van der Architects DSM, Rabobank, La Cámara de Comercio de Países Bajos en Japón, la Fundación Internacional PA y Stichting 't Trekpaert. Este grupo empresarial decidió ofrecer a la ciudad un centro donde los niños tuvieran un lugar para jugar, sanar y juntarse. Tras amplias consultas con las autoridades de Yamada-machi, se propuso en febrero de 2012 establecer una casa y centro comunitario. La fundación lleva el nombre de la isla donde en 1643 un barco holandés llamado el 'Breskens' aterrizó en la Bahía de Yamada. Esta isla se llamaba 'Oranda-jima ('Isla de Holanda') 350 años después de que el Breskens quedó varado allí. Se construyó como centro comunitario para los niños y personas de Yamada machi.
Creemos que la arquitectura es sobre la movilidad en el espacio. Nuestros diseños sacan el máximo provecho de esta movilidad, y al hacerlo construimos una experiencia inmersiva a través de la arquitectura, con puntos de vista que cambian constantemente. Nuestros materiales de construcción no están limitados a la madera, metal y hormigón. También consideramos que la luz, la sombra, los reflejos, el color y el silencio son componentes cruciales.
Nuestra experiencia del espacio siempre ha sido filtrada por el contexto. Factores contextuales como la geografía, el clima, la luz, los materiales y los alrededores inmediatos de la estructura siempre han planteado limitaciones creativas. Inicialmente, la arquitectura era creada a partir de su entorno inmediato. Por ejemplo, si uno iba a construir una cabaña, se utilizaban los árboles, barro, hierba y piedras de alrededor. Debido a esto, la arquitectura temprana se agrupaba en pueblos o conjuntos de casas con una identidad compartida, contextualmente. Todavía podemos ver ejemplos de esto en todo el mundo.
Debido a los avances técnicos, las limitaciones contextuales del pasado se están volviendo cada vez menos influyentes: cuando está oscuro, encendemos la luz, y cuando hace frío, encendemos la calefacción. La construcción nos ha permitido crear nuestro propio contexto. Nosotros, como arquitectos de hoy en día somos libres para construir cualquier cosa, en cualquier lugar en casi cualquier forma que podamos imaginar. Es irónico que a pesar de esta libertad tecnológica, todavía construimos hoteles, torres de oficinas, centros comerciales y restaurantes - incluso los hogares en los que la población del mundo vive su vida - y todos se ven bastante parecidos.
Tal vez nos hemos olvidado de que hay sensibilidades a nuestro contexto que crean y dan forma a nuestra identidad a través de estos espacios. Los seres humanos - todos los animales, de hecho - son muy sensibles al espacio. Tal vez nos sentimos solos, tristes, enojados, sin amor, o, en general deprimidos debido a nuestra incapacidad de satisfacer una profunda necesidad de conectar y retirarse dentro de un espacio que podemos llamar nuestro.
La arquitectura tiene la capacidad de crear mundos posibles a través de la construcción. Sin embargo, creo que la arquitectura debiera ser una manera de mirar al contexto nuevamente y reforzar los elementos contextuales únicos que están allí. La singularidad no debe provenir de la forma del espacio, aunque esto podría ser un elemento del diseño también, por supuesto. Creo que la singularidad debe considerar el contexto como el punto de partida. Como tal, la arquitectura va a actuar como un filtro modal de contexto y ayudará a crear un espacio, el cual, cuando se camina a través de él, nos ayuda a experimentar lo que al final se convierte en la identidad del espacio.
Implementación:
Desde el inicio del proyecto queríamos construir un edificio donde fuésemos a utilizar mano de obra local. Nos decidimos por un contratista local, un llamado "daiku", o carpintero japonés. Todas las personas que trabajaron en el sitio son de Yamada machi. Nos decidimos por el uso de la madera ya que desde el punto de vista del diseño expresa bien la imagen que quería crear con el edificio: una estructura simple, silenciosa, diseñada desde adentro hacia afuera. El exterior del edificio está revestido con un patrón de cedro y el color sólo se hará más hermoso con el tiempo, lo que me pareció importante dado el aspecto de plástico falso de muchos edificios japoneses.
Conclusión:
Creo que la arquitectura siempre debe partir de una promesa que se despliega alrededor de nosotros a medida que avanzamos a través del espacio. En el principio, la arquitectura no era más que un lugar cerrado, un contenedor de - y la plataforma para - las actividades humanas. Como tal, los comienzos de la arquitectura eran bastante puros y simples. Pero en un nivel diferente, siempre hay otra promesa mayor de sensibilidad contextual: nuestra experiencia en el espacio.
Estudios han demostrado que la luz de día es muy importante para el bienestar mental de los ocupantes. El edificio está ubicado de tal manera que la luz natural durante los meses de invierno caerá profundamente en el edificio, mientras que durante los meses de verano un voladizo proporcionará sombra. Los niños usarán el espacio desde las tres de la tarde hasta las cinco o seis de la tarde. Es durante estas horas que el sol proporcionará condiciones de iluminación más cambiantes dentro del edificio. En el lado oeste se ha colocado por encima de un banco de esquina de madera, una ventana de policarbonato blanco mate. Detrás de esta ventana hay árboles y luz anaranjada del atardecer, que echará sombras hermosas en este panel de policarbonato, no muy diferente de los patrones vistos en las pantallas japonesas de papel de arroz. Mi pensamiento siempre ha sido que la arquitectura debe mejorar su contexto y creo que la forma en que la luz viaja a través del edificio y cambia la iluminación durante esas horas creará un juego tranquilo y teatral que, consciente o inconscientemente, tiene un efecto sobre el bienestar de los niños.
