En conmemoración del Día Internacional de la Fotografía (19 de Agosto), ArchDaily y Plataforma Arquitectura han querido agradecer a los fotógrafos que dan vida a las obras de arquitectura que publicamos cada día. Le preguntamos a 15 arquitectos que hicieran referencias al trabajo de algunos de los fotógrafos que más admiramos. A continuación, Emre Arolat escribe sobre Thomas Mayer.
Fue hace casi veinticinco años. Como arquitecto joven y curioso, me sorprendía revisar los catálogos de lujo de algunas compañías de iluminación. Generalmente tomadas en blue time (quietud y silencio), las atractivas fotografías mostraban espacios maravillosamente iluminados, creando una sensación peculiar de estar allí. Recuerdo estar mayoritariamente decepcionado al ver los artefactos de iluminación genuinos en las salas de exposición y pensar que esos catálogos eran como trampas. Con el tiempo, aprendí más sobre los principios de la iluminación arquitectónica y al ir conociendo casi todos los accesorios, mi necesidad de esos catálogos disminuía día a día.
Sin embargo, al estar llenos de imágenes fantásticas, aún me era divertido seguir algunos de ellos. Debo confesar que un tiempo más tarde, resultaba estar más interesado en las fotografías que en los dispositivos de iluminación. Puede ser muy divertido contemplar el poder del simulacro fotográfico sobre los catálogos de iluminación, pero me di cuenta de que de alguna manera, ciertas imágenes entregaban una sensación de vitalidad mucho más vibrante que otras. Algunas de ellas ponían en valor el ambiente, mientras que la mayoría eran simplemente agradables y estériles imágenes.
Me quedé sorprendido al descubrir que un solo fotógrafo estaba detrás de las imágenes que más me habían impresionado. El nombre era Thomas Mayer...
Cerca de veinte años después de aquello, muy a propósito, me enteré de que Thomas Mayer llegaba a Estambul para fotografiar algunos edificios. Aproveché la oportunidad y de alguna manera lo encontramos. El aeropuerto de Dalaman, había sido concluido poco antes y estábamos muy satisfechos con el producto final. Nos reunimos con él en la oficina y hablamos sobre el edificio. Se trataba de un terminal internacional y era muy concurrido durante las horas punta. Después de una breve presentación, él me hizo una simple pregunta:
"¿Quieres que muestre cómo el edificio se enfrenta a esa masa, o prefieres tener tomas más aisladas?"
Creo que mi respuesta también fue bastante simple, y le pedí que tomara fotografías que a él, personalmente, le gustaran al final del día.
El resultado fue simplemente impresionante. En vez de tomas arquitectónicas infructuosas e insulsas, nos entregó una gran cantidad de imágenes que reflejaban el increíble flujo de personas, junto con el vigor de los espacios. Había sido uno de los temas más importantes en el diseño, por lo que yo estaba extremadamente contento. Por otra parte, ciertas fotografías se centraban en algunas experiencias individuales entre el usuario y el edificio. En este sentido, nunca podría olvidar a la niña utilizando el carro para descansar en él; imágen que más tarde apareció en la portada de la monografía del edificio. Junto a esto, algunas fotografías fueron señalando los detalles arquitectónicos más específicos, al tiempo que indicaba la sencillez y la modestia de los materiales. Otra característica de sus tomas fue su honestidad. Era tan sincero que creo que estaba prácticamente corriendo detrás de un tipo de imperfección.
Después de un vistazo rápido, tuve la sensación de que él tenía una enorme capacidad de sentir la intención del arquitecto, pero lo más importante, que tenía una capacidad muy específica para abrazar el edificio y fundirse con él. Creo que la naturaleza verdadera de su forma de expresión, lo hacía peculiar.
Desde entonces, ha fotografiado diez edificios más para nosotros y nos convertimos en amigos cercanos durante este proceso. Ahora él es mi querido Thomas en lugar de Mr. Mayer y espero que fotografíe muchos proyectos más...
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