¿Cuál es la visión de una biblioteca del siglo XXI? ¿Cómo los profesionales de la arquitectura pueden fomentar el interés de las nuevas y futuras generaciones en la lectura? A nivel global, el acelerado crecimiento de las tecnologías de la comunicación junto al aumento de la cantidad de información disponible y la necesidad de actualización constante de conocimientos trae consigo nuevos planteos educativos, prácticas culturales y actividades comunitarias que involucran la creación de espacios más dinámicos y capaces de adaptarse a diferentes funciones al mismo tiempo. El vínculo con el juego, la integración con otros usos o mismo la incorporación de nuevas tecnologías protagonizan, por lo general, los interiores de las bibliotecas contemporáneas destinadas a un público joven.
Más allá de las diversas formas de expresión o lenguaje existentes, la concepción de la biblioteca como espacio de almacenamiento de libros por excelencia se ha ido transformando de cara a involucrar múltiples propósitos y usuarios a la vez. Ya sea de carácter pública o privada, universitaria, escolar o especializada, la figura de la biblioteca en el marco de la “sociedad de la información” demuestra día a día un campo de actuación amplio desde el cual poder fomentar el amor por la lectura y desarrollar hábitos de aprendizaje. Como sostiene William S. Maugham, "adquirir el hábito de la lectura es construir para uno mismo un refugio contra casi todas las miserias de la vida".
Según la UNESCO, el planeta se encuentra habitado por 8.000 millones de personas, siendo aún una gran proporción de ellas las que carecen de acceso a las tecnologías de la información. Ante un panorama de transformación en los hábitos de enseñanza y aprendizaje, los diseños de interiores adaptables y flexibles con técnicas constructivas y materiales locales, como se observa en varias microbibliotecas desarrolladas en entornos urbanos y rurales, ponen sobre la mesa la capacidad de introducir a las generaciones más jóvenes en temáticas relacionadas al cuidado del medio ambiente, la reducción de la huella ambiental, el respeto por el patrimonio, la participación ciudadana y demás.
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Frente a las múltiples variables tecnológicas, recreativas y de entretenimiento disponibles al alcance de niños y niñas, representa un desafío crear espacios de lectura fluidos, multifacéticos y dinámicos donde captar su atención lejos de estas distracciones teniendo en cuenta sus necesidades. ¿Cómo puede contribuir la arquitectura en la formación y el aprendizaje de los más pequeños?
En la Biblioteca Winthrop en Estados Unidos, el equipo de Johnston Architects optó por incorporar elementos de diseño naturales al espacio como un "árbol de aprendizaje" escultural mientras que la Renovación del Interior de la Biblioteca de la Sucursal Hebi de la Escuela Experimental de Música del Conservatorio de Shanghái planteó estanterías perforadas con "cuevas" habitables creando entornos más introvertidos para los niños/as. Así como conviven la lectura y el juego en Pingtan Book House, lo cierto es que introducir diferentes tipologías de juegos espaciales permite crear ámbitos de lectura más emocionantes para la niñez donde asientos con morfologías orgánicas, islas comunitarias de colores y otros equipamientos se organizan para mantener la permeabilidad, flexibilidad y continuidad en los interiores.
La combinación de diferentes materiales como madera, piedra, textiles, redes, etc. brinda amplias posibilidades de entretenimiento, dinamismo y adaptación a futuros usos. El proyecto L’échappée en Francia se mimetiza con su entorno dando a conocer el uso de diferentes materiales en una planta abierta mientras que la JUANZONG Librería & Café en China también plantea difuminar los límites entre el interior y el exterior con una distribución de planta libre donde el diseño y la disposición del mobiliario junto a la iluminación guían las experiencias de las personas. Los muebles ya no son objetos utilitarios y se vuelven herramientas de aprovechamiento del espacio orientando sus comportamientos e interacciones.
En diálogo con la comunidad: más que espacios de lectura infantil
Extendiéndose más allá de su mero funcionamiento como espacios de almacenamiento de libros, existen proyectos de bibliotecas como el Centro comunitario Casa Nueva Esperanza o la Biblioteca Colonia Héctor Caballero en México, que proponen rehabilitar aquellas bibliotecas o infraestructuras municipales en mal estado desde la participación ciudadana. Buscando convertirse en espacios comunitarios, consolidan el sentido de pertenencia de las comunidades y generan un punto de encuentro con actividades culturales, áreas multiusos, etc.
Si bien casos como la Biblioteca de Mariam en Tanzania también aspiran a crear entornos acogedores e integradores para el aprendizaje, la creatividad y la participación comunitaria, también incorporan un compromiso con el patrimonio arquitectónico del sitio, la valorización de las técnicas de construcción locales y la sostenibilidad. A su vez, la Microbiblioteca Warak Kayu en Indonesia plantea fomentar el interés de las personas en la lectura, pero en este caso buscando crear un nuevo hito urbano para la región. Se conciben programas alternativos y complementarios a la biblioteca, convirtiendo al edificio en un centro comunitario en sí mismo que promueve soluciones de diseño sostenible y agrega valor al espacio urbano.
Por otro lado, la Biblioteca Qinfeng en China busca integrarse con el medio ambiente a partir de espacios compartidos para interacción entre la vida cultural de la escuela y la comunidad. La composición espacial se despliega de los límites de lectura tradicional para recibir seminarios, exposiciones, intercambios, actuaciones, entre otros. Además, el diseño explora un camino hacia las bajas emisiones de carbono en combinación con el entorno natural local.
Sin límites: la apertura de las bibliotecas a múltiples usos
Si bien existen proyectos como The Red Brick Library en Corea del Sur que no definen ni sus propósitos ni sus usuarios para romper con el estereotipo de ser solo espacios para leer libros, en reiteradas ocasiones, definir el público que habitará estos lugares colabora en la creación de experiencias personalizadas donde las necesidades a cubrir resulten claras. Poniendo a los niños en el centro de atención, el diseño de Adams Street Library en Brooklyn provee espacios para actividades de aprendizaje, lectura de cuentos, libros y vistas al Brooklyn Bridge Park integrando también nuevas colecciones, tecnologías y una programación para adolescentes y adultos jóvenes. Otro caso que se concibe como un espacio de lectura multifuncional para adultos y niños es la Sala de libros en India que promueve la lectura y la puesta en común de conocimientos desde el pensamiento de diseño.
Ahora bien, ¿qué es una biblioteca abierta y qué beneficios aportan a los espacios educativos? Ubicada en el salón central de la Escuela Primaria Vič de Liubliana, Open Library de ARP Studio conforma un espacio común para la niñez que se enriquece con los libros como objetos de conocimiento. Siendo accesible en todo momento, representa un espacio multifuncional capaz de transformarse en aula temporal, espacio para cuentos, presentaciones de libros, sociabilización o para realizar los deberes. Este principio de diseño de “biblioteca abierta” también está presente en Hankou Junior High School Library en China donde se expande el espacio de lectura sin límites.
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