Vivir en ciudades construidas sobre laderas geográficas es una experiencia única y desafiante. Si bien estas áreas pueden ofrecer vistas panorámicas y paisajes impresionantes, por otro lado, la topografía empinada presenta una serie de desafíos en términos de planificación urbana, seguridad estructural y riesgos socioambientales. Estas ciudades requieren cuidados y soluciones especiales en el diseño de calles, edificios e infraestructuras, así como la comprensión de que, por razones de seguridad ambiental y de la población, no todas las áreas deben ser ocupadas.
En términos urbanos, diseñar calles y edificios de manera segura en terrenos accidentados es esencial para garantizar la estabilidad estructural y la seguridad de los habitantes. Las calles deben ser planificadas teniendo en cuenta la pendiente del terreno, el drenaje de agua de lluvia y la accesibilidad para peatones y vehículos, lo cual requiere recursos como la implementación de curvas suaves, sistemas de drenaje eficaces y contenciones adecuadas, especialmente para intentar evitar deslizamientos de tierra y derrumbes. Los edificios también requieren atención especial, con cimientos sólidos, estructuras flexibles y materiales de construcción adecuados para garantizar la resistencia a las fuerzas gravitacionales y los desplazamientos del suelo.
Otro gran desafío urbano de las ciudades en laderas es el sistema de transporte. El diseño de vías de acceso, como carreteras y túneles, requiere consideraciones especiales para lidiar con las curvas pronunciadas y la pendiente del terreno. El transporte público, como autobuses y tranvías, a menudo enfrenta dificultades para operar en calles estrechas y empinadas, lo que exige soluciones adaptativas para garantizar la accesibilidad y la eficiencia de los servicios. La implementación de sistemas de transporte vertical, como elevadores, funiculares, teleféricos y escaleras, es una estrategia adoptada por muchas ciudades, donde podemos destacar ejemplos como el Teleférico del Complejo del Alemão, en Río de Janeiro, y el Metrocable, en Medellín.
Pero es importante reafirmar que no todas las áreas de laderas son adecuadas para la ocupación urbana. Suelos inapropiados, laderas inestables o excesivamente empinadas representan riesgos inminentes y significativos para la seguridad de los residentes, lo que a menudo hace que su ocupación sea peligrosa y no recomendable. Además, la deforestación y la eliminación de la vegetación natural de estos lugares también agravan la situación, contribuyendo a deslizamientos de tierra, erosión y exposición a desastres, preocupaciones importantes en estas áreas.
Sin embargo, a menudo estas áreas de laderas atraen a poblaciones de bajos ingresos que buscan viviendas accesibles en áreas urbanas, en un proceso que, de manera más amplia, se relaciona con la falta de vivienda y la desigualdad social en las ciudades. Con frecuencia, esta ocupación ocurre en terrenos inestables e inadecuados para la construcción, lo que aumenta los riesgos de deslizamientos de tierra y otros desastres, especialmente en períodos de lluvias intensas. Las noticias dolorosas que informan sobre estas tragedias son, lamentablemente, frecuentes en muchas ciudades, lo que también señala la discusión sobre la diferenciación social y racial de estos impactos en la población.
Los desafíos de diseño urbano incluyen la necesidad de desarrollar estructuras adaptativas, sistemas de transporte eficientes y creativos, y estrategias de contención para garantizar la seguridad y la calidad de vida de los residentes. La falta de planificación adecuada y políticas habitacionales efectivas a menudo resulta en condiciones precarias y vulnerabilidades significativas para las comunidades que habitan en ellas.
D este modo, es esencial que los gobiernos, arquitectos y urbanistas, ingenieros y otros sectores de la sociedad civil trabajen juntos para desarrollar soluciones integradas que promuevan la seguridad, la inclusión social y la resiliencia de las comunidades urbanas en laderas, un enfoque fundamental para crear ciudades más justas, sostenibles e inclusivas para todos sus habitantes.
