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Arquitectos: Estudio Huma
- Área: 75 m²
- Año: 2023
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Fotografías:Eva Garcia Millán
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Defender el agua como máxima humana por entender su condición de fuente inagotable de vida que sostiene la existencia es la base sobre la que se desarrolla las obras de consolidación y restauración de la torre del Agua de Aledo. Las obras han posibilitado conocer nuevos aspectos de este magistral edificio defensivo desde donde descubrir parte de la historia acontecida en el lugar. La torre llegada a nuestros días era la denominada la torre del Agua data del siglo XV. Su recuperación volumétrica se realiza fiel a su huella siguiendo técnicas y empleando materiales presentes hallados en el edificio medieval original.
Así las labores de refuerzo y retacado se realizan mediante encofrado in situ de tablón de madera rellenado con cal blanca, piedras y arena del lugar, desde donde se recupera el aspecto rojizo presente en todas las laderas. La torre queda así mimetizada con el entorno convertido en un peñón mas nacido de la tierra. .El zócalo conserva sus rezarpas en su silueta escalonada sobre su cimiento de mampostería y mortero, mientras que los nuevos lienzos ejecutados se efectúan mediante tapias calicastradas siguiendo el módulo existente utilizado en su día de la vara castellana de 0’80 cm desde donde los tapiales se elevan recuperando la altura original de la torre.
Los nuevos muros se levantan retranqueados, a la sombra de los originales, retrasando sus plomadas y separados con geotextil en actitud de respeto y reverencia a lo ya existente. La intervención no solo es en la torre, sino en todo su conjunto. El entorno es su fiel compañero, aquel que le da soporte y sentido. En la intervención el entorno es cuidadosamente mimado, limpiado y reforestado con plantas propias del lugar, tomillo, romero, lentisco y jaras recuperan de nuevo la impronta del lugar. La torre solo toma sentido desde este lugar como singularidad hallada en las faldas de este valle desde donde la intervención se justifica, en su orografía escarpada, como punto de acceso a una Villa de Aledo que habita en lo alto de ella.
Una nueva puerta a modo de bocina permita el acceso y control a la mina del caracol situada junto a la torre que inicia su recorrido en la falda de la ladera para penetrar en la entraña de la tierra en su infinita galería por donde el agua caminaba. La puerta queda resuelta con un leve gesto, mediante chapones de acero que se dejan oxidar, separados entre sí para que entre la luz y dote de ventilación necesaria al pasadizo subterráneo. Hoy la torre del Agua ha sido recuperada, sus heridas han sido saneadas mostrándose de nuevo renovada en su orgulloso semblante. Hoy la historia continúa, y de nuevo acuden al lugar los aviones roqueros en su ávido vuelo, de nuevo el escorpión encuentra cobijo en la piedra y el canto de la chicharras acompaña con su melodía a la sombra de la rama.