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Arquitectos: VOID Studio
- Área: 140 m²
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Fotografías:Zaickz Moz
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Proveedores: Porcelanosa Grupo, Corev, Dune, Kimicolor, Kimikolor
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicada en el primer cuadro del centro histórico de Chihuahua, Casa Estudio es prueba de que los espacios, como la memoria, se rescriben incesantemente. Forma, función, materia, todo cambia todo el tiempo y es, precisamente la mutabilidad, la fuerza con la que se hace frente al abandono y el Arruinamiento.
Monumento histórico. Sobre una casa catalogada como monumento histórico, emplazada en un entorno que mantiene la morfología y el estilo original de los pueblos mineros del norte del país, el proyecto de Void Studio se desarrolló acotado a la traza de 60 m2 de superficie y a las rigurosas revisiones del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Fue bajo la consigna de preservar las características arquitectónicas y constructivas del llamado “estilo minero”, que se encontró la solución en la proyección de tres niveles que se recorrerían en espiral dando continuidad no solo a los espacios sino también a la transición de la construcción antigua a la nueva.
Cimientos del XIX. Del año de 1884, el inmueble original consistía en una única planta conformada por dos habitaciones separadas, alrededor de un patio interior de 2m de largo por 1.50 de ancho. Éste fue construido bajo el sistema tradicional con cimentación de mampostería de piedra, muros de adobe, aplanados de mortero de cal y cubierta plana de viguería de madera y terrado –el cual tuvo que sustituirse alrededor de 1950, a causa del deterioro.
Desde el proyecto, Casa Estudio recibió la novedad dictando flujos y soluciones según sus volumetrías, ritmos y formas. Al exterior, la fachada del primer nivel se mantuvo lisa, en tonos claros, con ventanas verticales esbeltas y postigos de madera originales. La única herrería que estaba en condiciones fue conservada y a partir de ella se fabricaron las tres faltantes. Los enmarcamientos y las cornisas de cantera fueron pulidos devolviéndoles la belleza y el carácter de ciento cuarenta años de historia. Para el segundo nivel se utilizó el acabado Lisso de Corev y, respetando las proporciones y profundidades, se incluyeron cuatro balcones antepechados que retomaron la morfología del primer piso traduciéndola a los lenguajes de la actualidad.
La memoria de los materiales. Al interior, las dos habitaciones de la primera planta se convirtieron en cocina y sala. La primera da ejemplo de las estrategias de aprovechamiento de espacio con muebles y electrodomésticos empotrados y una sugerencia de flujos mediante la disposición de mobiliario y elementos como la isla central. Abriendo muros, se logró conformar una sala amplia y ventilada hacia el patio interior, lo que, a su vez, ayudó a resolver el reto de mantener la intimidad en una casa que se encuentra a pie de calle. Entre ambos recintos se instaló un tramo de cantera recuperada de la demolición de una casa vecina, lo que dibuja una diferenciación sutil entre los espacios, retomando el tema de la reescritura y la vida y memoria de los materiales. Tanto los dinteles como la viguería del primer piso son del siglo XIX y aunque han pasado a cumplir una función más ornamental, las vigas –ya sin terrado– aún ejercen cierta cohesión estructural.
A los muros de adobe se les quitó el acabado de cemento de años para empastar la mitad superior con pasta Kimikolor y la mitad inferior con una mezcla de cal, sal y agua. Esta técnica tradicional de encalado no solo permite que el adobe respire, sino que produce una atmósfera auténtica que fue determinante en la decisión de la paleta de colores. En línea con el desierto mexicano, en Casa Estudio el viento sopla el pasar de un tiempo antiguo, sereno y apacible.
Un espiral de tiempo. Como una espiral, la escalera se desenrolla hacia el segundo nivel de la casa transitando de los cimientos del XIX hacia sus nuevos horizontes. Ya que el análisis de cargas arrojó que la capacidad de los muros de adobe de 60 centímetros de espesor soportaría el segundo nivel y la terraza si se construían con materiales ligeros, el despacho de Arquitectura resolvió la estructura superior mediante el uso de acero, Tablaroca y Durock.
Replicando la distribución inferior, la estancia, recámara y baño se organizan en torno al espacio libre que sube desde el patio interior. En el baño, la combinación entre la loseta cerámica de Dune, el metal y los efectos de iluminación, crean un ambiente dramático que contrasta con la serenidad del resto de la casa. En la recámara los postigos significaron la posibilidad de modular la entrada de luz y calor, pero también, acentuado por la selección de texturas y colores, la sensación de cobijo y libertad. El grosor que resultó de respetar las volumetrías de la planta original, al exterior, se resolvió en la estancia mediante la instalación de mobiliario fijo diseñado específicamente para el lugar. El clóset, el escritorio y el librero, colocados alrededor de una sala de TV, conforman una habitación cálida y multifuncional que lo mismo invita a descansar viendo una película que a sumergirse en la lectura.
Vistas de cambio. Mientras que el primer tramo de la escalera se formó de concreto y mármol travertino; el segundo fue hecho de madera de encino blanco. Al llegar al tercer nivel, el espiral se abre a una terraza con una vista que sobrevuela los techos de hitos arquitectónicos como el templo metodista de la Santísima Trinidad o la Quinta Gameros y se fuga hacia las serranías del rededor que cada tarde reciben los colores cambiantes del caer del sol.
Aun al aire libre, Void Studio planteó la articulación de ambientes a partir de la vegetación un olivo, una acacia y otras especies desérticas, un deck y mobiliarios distintos para las dos áreas de esparcimiento que coinciden, también, con un espacio de servicio. Casa Estudio permanece como testigo del tiempo haciendo parte de un cuadro histórico en que se nota el resurgimiento constante, la prevalencia del movimiento sobre lo estático, la reescritura, aun involuntaria, de los trazos del pasado.