-
Arquitectos: NØRA studio
- Área: 193 m²
- Año: 2022
-
Fotografías:Ricard López
-
Proveedores: Astigarraga Kit Line, Grupo Jupe, Mobles Soler, Vidres Tauler
Descripción enviada por el equipo del proyecto. A pesar de que los inicios del estudio se encuentran en la ciudad de Barcelona, mientras estudiábamos en la escuela de arquitectura, el coro y las raíces de Nora tienen una fuerte base en Mallorca. Después de muchos años a Muro, pueblo al cual estamos agradecidos por las múltiples oportunidades que nos ha dado durante nuestros primeros años, se nos presenta la posibilidad de diseñar un espacio nuevo donde seguir desarrollando nuestra actividad. Un reto que cogemos con muchísima ilusión puesto que creemos firmemente que el espacio de trabajo tiene que ser inspirador tanto para sus habitantes como para las personas que nos irán visitando.
El proyecto es muy sencillo. Se trata de desvestir una antigua nave de uso comercial en la que había una antigua ferretería familiar, dividirla, para quedarnos únicamente con el volumen de más altura y potenciar precisamente esto, el volumen. El vacío.
En un primer gesto de limpieza desmontamos las grandes estanterías que invadían el espacio y bloqueaban la sensación de espacio que sabíamos que se ocultaba. Una vez se vació, hacía falta también deshacerse de los pavimentos, que con los años habían ido cambiante y se habían superpuesto diferentes baldosas que reflejaban el paso del tiempo y las modas pasajeras.
El segundo hito era derrocar el “batiport”. Para los ignorantes en la materia, este elemento es típico de la arquitectura isleña y es toda aquella estructura que habilita un espacio previo en el interior, habiendo superado el umbral de la fachada, pero todavía exterior, creando una especie de soportal para protegerte de las inclemencias del tiempo. La eliminación de esta pieza es temporal y antes de finalizado la obra volverá con más fuerza que nunca.
En tercer lugar, se da una nueva vida a las paredes de la nave. Se rascan, recuperando el carácter de unos muros con una gran potencia en cuanto a su textura y se pintan de color blanco puesto que, como comentamos, nos interesa seguir construyendo el vacío y estos cerramientos serán su contenedor. Junto con esto, se hace un nuevo suelo empleando hormigón pulido. No se dará ningún acabado ni se vitrificará puesto que, una vez más, no queremos que saque protagonismo al aire que encapsularemos, pero sí que se dibujen unas líneas con las juntas de dilatación que formarán una retícula de 3 x 3.
Estos 9 cuadrantes serán los diferentes espacios que absorberán los diferentes usos que le pediremos en el espacio. Las dos hileras de la parte posterior serán más libres e incluirán las mesas de trabajo, muestras, comedor y zona de descanso, teniendo la posibilidad de cambiar por completo, dado que todo el mobiliario es móvil. Se utilizan bases de muebles modulares de madera de abeto y de pino para crear unas superficies de almacenamiento sobre las cuales se apoyan unos paneles de madera laminada para unirlo todo. Debajo, cada mueble tiene sus propias ruedas, hecho que permite al espacio adaptarse cuando el espacio se tenga que utilizar por actividades con una afluencia mayor de gente.
La hilera más próxima a la fachada de la calle alojará tres cuadrantes especiales. El cambio de pendiente para desaguar hacia fachada nos da la posibilidad de enfatizar la diferencia y decidimos construir un “batiport” de grandes dimensiones. Este permite la entrada del pavimento de la acera a todo el cuadrante central, el que acerca la calle en el estudio y aporta un extra de luz en el interior. Encima de este nuevo “batiport” y a diferencia del que se hace convencionalmente, decidimos construir una caja de madera con dos pequeñas habitaciones de invitados. Con este gesto, el cuadrante central coge toda la altura de la nave y divide la hilera central en tres espacios con volumen propio. A un lado construimos un mueble de bloque de hormigón visto que esconderá baños y cocina mientras que el otro, con un carácter más privado gracias a las cortinas, se destinará a las reuniones.
Por último, pero no menos importante, se abre un lucernario al fondo de la nave en toda su anchura, dejando que los rayos de sol mimen las paredes y la iluminen. Un espacio vacío. Una hoja en blanco donde empezar nuevos proyectos y embarcarse en nuevas aventuras. Un apoyo sobre el cual hacer talleres, colaboraciones, acontecimientos, galerías o fiestas. Un espacio lleno. Un lugar lleno de ilusión, ideas y motivación. Muebles con ruedas, plantas gigantes y muestras de cientos de materiales locales. Un nuevo hogar donde trabajar, crear, llorar y reír.