- Área: 259 m²
- Año: 2006
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Fotografías:Ryota Atarashi, Satoshi Asakawa
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Esta casa para una pareja de productores de cine se ubica en Tokio, Japón.
La arquitectura resulta de la combinación de bloques de concreto reforzado en forma de L y una serie de marcos de madera laminada. Los dormitorios, archivo de películas y galería se ubicaron en la parte de concreto por temas de seguridad, y el estar en la parte de madera para abrirse al exterior. Para cerrar el espacio de 6m de alto, 5.5m de ancho y 14m de profundidad, escogimos piezas delgadas de madera laminada (38mm x 287mm).
Lo principal en este proyecto es traer de vuelta a los sentidos los materiales y la masa, los cuales fueron negados por la arquitectura moderna que buscaba el blanco y muros planos como estilo. De manera intencional dejamos la textura de la madera en la superficie del hormigón, y escogimos metales y piedras con texturas.
No hay que decir que una casa es un lugar para relajarse. Una casa cubo blanca, rodeada de muros blancos y planos por todos lados, le da a su habitante una imagen abstracta. Pero esa imagen solo puede ser apreciada cuando usamos las funciones intelectivas de nuestro cerebro. El problema es que no somos criaturas totalmente intelectivas. Para gente como este cliente, que usa la parte intelectiva de su cerebro la mayor parte del día, un cubo blanco solo le traería fatiga. El rol de la arquitectura, especialmente cuando se relaciona con la vivienda, sería buscar la calma sensorial de la gente, no estimular su lado intelectual. Esa es nuestra apuesta.
Seguro, un habitar intelectivo puede tener cierto sentido como una moda cuando surgió la arquitectura moderna. Pero, ahora que es parte del diario vivir, su identidad se ha perdido. Debemos revisar si nuestro acercamiento es racional o no cada vez que hacemos arquitectura.
Arquitectura como diálogo
No nos adscribimos a la afirmación de que "la ciudad es un problema y la arquitectura es la respuesta". Ese punto de vista es producto de la teoría de la arquitectura moderna, que como tal aún pesa muy fuerte en los programas de las escuelas de arquitectura de hoy: ¿Cuáles son los problemas que acontecen en nuestra ciudad? ¿Qué respuestas puede ofrecer la arquitectura? Las escuelas nos entrenan con este método de cuestionamiento. La evaluación de los estudiantes se basa en este sistema conceptual y racional de preguntas y respuestas. Y es de todas maneras relevante, si se limita a la formación académica; arquitectura de papel, sin sustancia, se mantiene en un nivel de pureza abstracta que le permite resolver de manera teórica los problemas propuestos por la ciudad.
Pero en la arquitectura real, es otra cosa. Es más, incluso cuando se ha diseñado como una respuesta pura, la arquitectura construída, desde el momento que impone su "masa" y se vuelve un objeto construído, nunca logra pasar de la ecuación "ciudad = problema". Ya que muchos arquitectos no han comprendido la obviedad de esto, una cantidad incalculable de edificios han aparecido en el paisaje urbano a través de la aplicación consciente de lo aprendido: "problema - solución". Desafortunadamente, esta legítima "respuesta", esperable, por lo general termina siendo nada más que un deplorable "relleno urbano". Para la utilización de este enfoque, la situación concreta de la situación de la ciudad se visualiza abstracta, teorizada y formalizada como problema, y convertida en una serie de sistemas lógicos que en su momento entregarán una lógica respuesta arquitectónica. Es inútil reinttroducir estas relaciones definidas a través del filtro de atributos conceptuales en el mundo material en forma de edificios. El resultado de construir arquitectura es meramente un residuo superfluo.
Dudamos que la primera generación se de cuenta de la realidad de los límites del modernismo. Nosotros sinceramente y conscientemente evitamos tratar a la arquitectura a través de conceptos lo máximo posible. Para nosotros, la ciudad está desde el principio impregnado de "sustancia", y el proceso arquitectónico es la creación de "sustancia".
Por lo tanto, buscamos manipular estas relaciones concretas, como son, en toda su "concretitud". La relación entre la ciudad pre existente y la arquitectura futura nunca se prevén de manera unilateral, como uno lo haría al dar una respuesta a una pregunta, sino como un continuo y balanceado "diálogo" entre la antigua y la nueva "sustancia".
Esto es lo que hace que nuestro punto de vista sea tan infantil (NdT: en el sentido de desprejuiciado). Actuar frente a las cosas de manera simple, para que se conviertan en lo que uno esperaba.