El estudio de arquitectura HildundK, con sede en Múnich y formado por Andreas Hild y Dionys Ottl, parte de una premisa fundamental que guía toda su actividad proyectual: producir arquitectura moderna sin que ésta entre en conflicto con el contexto urbano, la tradición histórica, lo artesanal y, por supuesto, las necesidades de los usuarios. Sus proyectos se articulan alrededor de tres líneas fundamentales de actuación. La primera consiste en tomar cualquier dato del entorno como punto de partida, en particular la ciudad de Múnich, su historia y tradición constructiva. Las resonancias del contexto permiten que sus edificios construidos tengan una capacidad evocativa más allá de lo formal. De hecho, la suya es una manera de hacer que se aleja voluntariamente de la forma como punto de partida.
En segundo lugar, abordan el tema de la ornamentación como parte fundamental de sus proyectos, vinculándola a las tradiciones decorativas artesanales de la región. Por último, y sin perder la cercanía a la sencillez de los edificios tradicionales y su decoración, incorporan una gran sensibilidad hacia los materiales y las condiciones técnicas contemporáneas.
En última instancia HildundK pretenden que su arquitectura sea entendida por los usuarios, que sus contenidos culturales comuniquen y vinculen al público con la disciplina arquitectónica, dando respuesta a sus requerimientos. Citando a Mechthild Stuhlmacher, autora de uno de los textos introductorios: ‘Andreas Hild y Dionys Ottl consideran que es imprescindible huir de un discurso arquitectónico que sea meramente interno a la propia disciplina. Desde su punto de vista, si la arquitectura quiere sobrevivir como disciplina, debe ser también comprensible para el público no especialista’.
Índice de contenidos: Introducciones: La arquitectura como diálogo por Mechthild Stuhlmacher Objetos, otros objetos por Mark Pimlott
Obras y proyectos: Vivienda unifamiliar en Aggstall Rehabilitación de una fachada, Berlín Balcones para un edificio residencial, Múnich Casa Fröhle, Eichstätt Oficinas de alta dirección para Munich Re Group, Múnich Centro Informativo de la Construcción, Múnich-Riem Viviendas sociales Theresienhöhe, Múnich Edificio de aparcamientos, Múnich-Riem Viviendas y oficinas en el Alter Hof, Múnich Viviendas sociales en Lohengrinstrasse, Múnich BFTS, Centro de Investigación y Tecnología Bávaro para las Ciencias del Deporte, Múnich Viviendas sociales en Stockholmstrasse, Múnich-Riem Palco VIP en el estadio Allianz Arena, Múnich Montaje expositivo en Bayerisches Nationalmuseum, Múnich Cervecería Pschorrbräu, Múnich Acondicionamiento del castillo Hohenkammer, Hohenkammer Martin Tschanz. Revestimiento Tres fachadas en Hamburgo, Bad Reichenhall y Múnich Biografía
nexus Sobre arquitectura y contaminación. Correspondencia de final del verano por Andreas Hild y Dionys Ottl Extracto de la introducción: por Mechthild Stuhlmacher
‘La arquitectura como diálogo
La primera vez que oí y vi a Andreas Hild me di cuenta inmediatamente de que se trataba de una persona a la que le encantaba hablar; no alguien a quien sólo le gusta la audiencia o el tema, sino el propio discurso con todos los matices, pequeños gags y gestos que conforman el lenguaje. No se trata de alguien que sencillamente da una conferencia, sino de una persona capaz de trasmitir a su público la sensación de que está involucrado de forma directa en una conversación. La arquitectura de HildundK me produce una sensación muy parecida. Es una arquitectura de gestos y alusiones, una arquitectura, para ser más exactos, que invita al observador a unirse al diálogo y continuar el relato con sus propias asociaciones.
Andreas Hild proviene de una familia de publicistas. En casa de sus padres la comunicación era el tema dominante, y se aprendía a simplificar, ilustrar y clarificar los hechos para que resultasen coherentes. El deseo de expresarse de una forma que resulte comprensible, que desde el primer momento ha conformado todo el trabajo creativo del despacho, sigue cautivando a Andreas Hild y a su socio Dionys Ottl. Sus edificios y sus interiores utilizan un lenguaje que a veces es directo e inmediato y otras veces críptico; un lenguaje que puede saltar de una referencia a otra, que evoca recuerdos, que establece conexiones inesperadas y que permite distintas interpretaciones.
Después de la prematura muerte de su primer socio, Tillmann Kaltwasser, Andreas Hild ha dirigido su estudio junto a Dionys Ottl, quien desde el inicio estuvo estrechamente vinculado a todos los proyectos del estudio. Ottl procede de una familia de artesanos y trabajadores de la construcción de la pintoresca localidad de Murnau, en la Alta Baviera. Este origen no sólo ha influido en él como persona, sino también en los proyectos desarrollados en el despacho. Dionys Ottl sigue sintiéndose vinculado a las tradiciones decorativas artesanales de su región, que él ha incorporado como una rica referencia —también muy útil— al trabajo en equipo del estudio. Desde entonces, el tema de la cultura popular ha jugado un papel importante en su búsqueda de un lenguaje arquitectónico accesible.
A pesar de su amor por el lenguaje, tanto Hild como Ottl evitan cualquier tipo de declaración escrita, porque opinan que el trabajo debe hablar por sí mismo. Únicamente en las conversaciones o conferencias cuentan anécdotas o aportan algún tipo de información respecto a su experiencia. En este terreno suele ser Andreas Hild el que toma la delantera (Dionys Ottl se ocupa de que las ideas se construyan) y facilita que sus oyentes sigan junto a él una línea de pensamiento aparentemente obvia y, sin embargo, muy personal. En estas conversaciones siempre están presentes dos conceptos sobre los que Andreas Hild vuelve una y otra vez: el ‘mundo de los edificios’ y el ‘mundo de los objetos’.
El mundo de los edificios
Venturi
Entre los arquitectos, Robert Venturi es el más cercano a la idea de que la arquitectura debe utilizar un lenguaje accesible a todo el mundo. Andreas Hild y Dionys Ottl consideran que es imprescindible huir de un discurso arquitectónico que sea meramente interno a la propia disciplina. Desde su punto de vista, si la arquitectura quiere sobrevivir como disciplina, debe ser también comprensible para el público no especialista. Andreas Hild vio en los dibujos y escritos de Venturi, y en su parecido con la publicidad, un marco teórico útil que prometía salvar la distancia entre los observadores, los usuarios finales y la propia arquitectura, en un momento en el que precisamente esa brecha parecía estar haciéndose cada vez mayor. Venturi legitimó referencias históricas y contemporáneas divergentes, e hizo que la popularidad se convirtiese en algo aceptable. ‘Esencialmente, lo que Venturi está diciendo es que todo lo que nos rodea, aquello que po-demos ver y experimentar, puede constituir una fuente para la arquitectura, y con ese ‘todo’ se refiere a lo banal, a lo ordinario o a lo trivial. A nosotros nos gusta tomar ese ‘todo’ de una forma todavía más literal, de modo que signifique realmente todo, no sólo lo banal, y no sólo los objetos, sino también nuestros entornos construidos. Nos parece importante mantenernos en el ‘mundo de los edificios’ y recurrir a referencias del ‘mundo de los objetos’ únicamente de forma muy restringida, si es que lo hacemos’.
El extenso mundo de referencias con el que trabaja el estudio HildundK refrenda esta cita. El ‘todo’ se encuentra en las condiciones específicas de cada uno de los proyectos, que los arquitectos aceptan en cada ocasión como un nuevo punto de partida para sus ideas arquitectónicas, ya se trate de algo valioso o barato, convencional e incluso vulgar, o exquisito. Para Andreas Hild y Dionys Ottl, el marco de referencia del ‘mundo de los edificios’ es tan diverso y heterogéneo como su amplio abanico de clientes, encargos y presupuestos, o sus distintos contextos espaciales y culturales. Las referencias pueden aludir tanto a la ornamentación mediocre de la arquitectura de reconstrucción de posguerra como a la expresión barroca de los hermanos Asam; el arte arquitectónico de Richard Serra puede tomarse como punto de partida de una intervención arquitectónica en la misma medida que las formas convencionales y las necesidades estructurales de una granja rural; o los arquitectos pueden verse profundamente implicados en el glamour comercial y superficial del mundo del fútbol, la rígida formalidad de los interiores representativos de Baviera, o incluso el discurso intelectual arquitectónico sobre la vivienda moderna que de forma tan heroica abordó la exposición IBA (Internationale Bauaustellung) de 1957 en Berlín. Andreas Hild y Dionys Ottl realizan un homenaje a todos estos ‘mundos de edificios’, y a través de su obra los comentan: a veces de un modo irónico, a veces con franqueza provocadora, o sencillamente de una forma inteligente y cordial.
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El descubrimiento de la ornamentación: una parada de autobús en Landshut.
Probablemente el proyecto más importante de los primeros años fue un encargo muy pequeño y a primera vista ingrato. Andreas Hild y Tillmann Kaltwasser recibieron el encargo de proyectar una parada de autobús en una plaza del centro de Landshut. Querían responder a este encargo tan modesto con un gesto muy expansivo, ya que parecía la forma apropiada de liberarlo de su banalidad. Se les ocurrió la idea de concebirlo como una escultura que se pareciese a las obras de Richard Serra, y empezaron a trabajar en un proyecto compuesto por láminas curvas de metal oxidado. Sin embargo, el cliente no aceptó las zonas de pared macizas y exigió que estuviesen perforadas. Los arquitectos buscaron entonces dibujos que pudiesen recortarse en la chapa metálica utilizando la moderna tecnología láser. El hecho de que ni la estructura ni la tecnología impusiesen restricción formal o técnica alguna, significaba que los arquitectos se enfrentaban en este caso a una libertad inusual.
Al final tomaron una guirnalda Biedermeier de un libro y ampliaron el dibujo para utilizarlo como plantilla. Los arquitectos mantuvieron el material elegido en un primer momento, lo hicieron recortar con el motivo floral escogido en las planchas de acero, y allí donde fue necesario cubrieron con vidrio el material oxidado y afilado. Así, de forma bastante literal, la ornamentación se convirtió en la estructura del proyecto.
Lo que inicialmente pretendió ser una provocación (una reacción a las ideas preconcebidas sobre el encargo) tuvo un efecto con el que ni los propios arquitectos habían contado: la pequeña parada de autobús se transformó en un objeto bello, sencillamente, en una fuente de placer. No es necesario conocer nada sobre su historia o sobre las ambiciones escultóricas de los arquitectos. Ese objeto afiligranado estableció una relación lúdica y cordial, aunque contemporánea, con su ubicación histórica, consiguiendo de esa manera algo que una seria escultura de Serra nunca hubiese conseguido. De re-pente, el ideal de una arquitectura popular y comprensible, que sin embargo no fuese banal, se convirtió en algo realista y alcanzable. Pero aún más importante fue el descubrimiento de que la arquitectura puede ser placentera, y que la belleza y la ornamentación pueden jugar un papel decisivo en ello.
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El mundo de los objetos
Aunque Andreas Hild y Dionys Ottl manifiestan sus preferencias con absoluta claridad, exploran de forma repetida esas zonas intermedias entre los objetos y los edificios donde se producen los proyectos más interesantes: ¿qué sucede cuando los edificios de épocas pasadas introducen referencias tomadas del mundo de los objetos (por ejemplo, de la ornamentación textil) en el mundo de los edificios? ¿Cómo deberían abordarse las tradiciones relativas a la forma que contienen de manera inherente referencias al mundo de los objetos? ¿Qué debería hacerse cuando los objetos determinan el mundo de los edificios y colocan a los propios edificios en un segundo plano, como, por ejemplo, en el caso de los inevitables castaños y bancos pintados de verde del jardín de una cervecería? ¿Acaso el cambio de escala, que a la manera de Claes Oldenburg determina el aspecto de la parada de autobús en Landshut, no transporta toda su estructura al mundo de los objetos, y vuelve después a transportarla al de los edificios? ¿Y no crea confusión entre el mobiliario y la piel exterior la inserción de los paneles de caoba en la fachada del edificio de viviendas en Kempten? Y la fachada revocada de Berlín, que en su estado original formaba parte del mundo de los edificios, ¿acaso no se convierte mediante su reconstrucción abstracta y su escala absurda en algo que sólo el contexto puede devolver al mundo de los edificios? ¿No es cierto que la fachada ajedrezada del edificio del BFTS recuerda al dibujo de los paños de cocina colgados, únicamente para insertarse a la perfección en la larga serie de edificios de Múnich con fachadas aburridamente ornamentadas que evocan técnicas textiles como el entretejido y el bordado? ¿Y acaso la fachada de ladrillo de la casa en Aggstall no va un paso más allá gracias a la sorprendente similitud entre la sólida piel exterior y el diseño de un grueso tejido de punto monocromo? (…)’
Copyright del texto: sus autores Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL
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