- Año: 2012
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Fotografías:Marc Torra Ferrer
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Sobre el borde de un río, al fondo de un valle y abierto a una serie de acantilados, esta simple casa se muestra cerrada como una caja que contiene pequeños tesoros: la primera luz del día, la vista de la torre de la iglesia al otro lado del río, los precipicios... Todas las posesiones son guardadas celosamente en la casa que no sabe que es ella quien pertenece a estos tesoros.
En este lugar proponemos un cubo de concreto que se relaciona con su ambiente mediante gestos mínimos. Cuatro pedazos en cuatro esquinas de la casa resuelven las relaciones con el exterior. El suelo y la esquina de acceso se abre a dos porches: el del lado sur se prolonga hacia el estar y cocina por sobre el jardín, mientras que en el lado norte, se genera un espacio para el acceso de vehículos.
Aspero como la cascara de un durazno, es solo cuando mordemos esta fruta de concreto cuando descubrimos su suave interior.