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Arquitectos: Otto Medem de la Torriente
- Área: 839 m²
- Año: 2012
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Fotografías:Otto Medem de la Torriente
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tras una larga búsqueda por los alrededores de Madrid encontré una parcela con especiales características que me entusiasmaron y a partir de las cuales surgiría el proyecto. Grandes bloques de granito natural emergían en la escarpada pendiente de la ladera, desde donde las vistas sobre la sierra de Madrid eran espectaculares. Todas estas cualidades fueron una fuente de inspiración a la hora de pensar los espacios de la vivienda; tanto los exteriores como los interiores.
El entorno potencia las cualidades arquitectónicas de la casa, creando agradables sensaciones que se van descubriendo a medida que recorremos las diferentes estancias.
El acceso a la vivienda se planteó muy cerrado, con muros que te envuelven y te ocultan el paisaje para dar paso a la sorpresa que se genera desde el interior. Desde aquí, los huecos de fachada enmarcan cada una de las vistas del paisaje, introduciéndolo en la vida cotidiana del usuario. A través de un recorrido arquitectónico que nos muestra la fachada de entrada a la vivienda y descendiendo por una suave escalinata, llegamos al porche de entrada que nos dará acceso a la casa.
La vivienda consta de tres niveles. Atravesando la entrada principal nos encontramos con el distribuidor, sorprendente por su verticalidad, la luz invade dicho espacio a través de altos ventanales de estrechas dimensiones y orientados estratégicamente hacia dos de las cascadas que existen en la falda este de la montaña. Dicho distribuidor es el centro de la vivienda, el punto de partida desde el cual se va descubriendo la arquitectura y el entorno circundante, el lugar desde donde se organizan todos los espacios como una rótula que articula las diferentes maclas de la volumetría.
Gran parte de las actividades que se realizan en la vivienda tienen lugar en el salón-comedor, el cual se apoya sobre una de las grandes rocas de granito que encontramos inicialmente en la parcela. Decidimos dejar la roca intacta, que se convierte en una pieza clave en el conjunto arquitectónico. Desde el exterior, el salón se vive con mayor intensidad. La gran roca sirve de tránsito entre dicha estancia y la piscina con orientación sur y oeste, la más propicia para su máximo disfrute.
Con orientación puramente sur el nivel inferior de la vivienda se adapta a la pendiente de la ladera. Por el contrario, el nivel superior parece flotar sobre ella. Una de las cosas más gratificantes en este proyecto, es ver cómo la arquitectura que ha sido pensada, estudiada y reflexionada, entusiasma a quienes la experimentan, la viven o la visitan. Produce sensaciones que no te dejan indiferente y que en gran parte ha sido gracias al respeto que se ha tenido por el entorno, consiguiendo una arquitectura en armonía con la naturaleza.