Brasilia, la ciudad de los contrastes. Del blanco y negro de un proyecto de ciudad, y no solo de ciudad, sino de nueva capital, a un presente a todo color lleno de diferencias.
Brasilia comenzó a fraguarse en 1956, con Lúcio Costa como principal urbanista y Oscar Niemeyer como principal arquitecto. Cuatro años después, pasó a ser oficialmente la capital de Brasil. Su estructura obligaba a una separación de funciones y usos radical, que mata y revive sectores enteros de la ciudad cada día. Cumpliendo el propósito para el que fue creada de manera estricta, encendiendo y apagando sus polos con el rodar de las agujas del reloj, se enfrenta hoy a una población de más de 2 millones de habitantes, cuyas vidas vienen atadas por los lazos de la ciudad.
Hoy, el fotógrafo argentino y estudiante de Arquitectura, Mauricio Waisman, analiza dichos contrastes en un ensayo fotográfico que reflexiona sobre la relación existente entre la arquitectura de la ciudad de Brasilia y quienes la habitan.
A continuación, fotografías y fragmentos del libro, después del salto…
BRASILIA PROYECTADA
El proyecto de la ciudad de Brasilia significó la construcción de un monumento y de un mito. La ciudad como monumento representativo de la democracia, y la ciudad como mito verdaderamente moderno, la ciudad situada en su corazón más auténtico, menos contaminado de pasado colonial.
Brasilia se proyecta con la ilusión redentora de la modernidad. Sus directrices son el fiel seguimiento a una división artificial de la ciudad: trabajo, vivienda, ocio, cada fun- ción separada y al mismo tiempo relacionadas por vías exclusivas para los vehículos rodados a motor, como si su simple existencia fuera suficientes para crear una ciudad.
En esta ciudad desaparece el ser humano sobrepasado por la dimensión espacial y temporal de la máquina. Una apuesta por una modernidad que ambiciona la igual- dad y que, tal vez sin darse cuenta, construye la segregación y desigualdad.
En la ciudad perfecta no tiene cabida la imperfección de la realidad... Sin embargo, esta se cuela y se hace visible aunque se la pretenda ocultar.
[Zaida Muxí Martinez]
BRASILIA HABITADA
Más allá del plan piloto, o la denominada región administrativa 1, la ciudad conforma un todo con las áreas que han sido invisibles, tanto para la ciudad ideal, como para quienes la habitan desde el vehículo individual.
La ciudad ideal es habitada por las personas reales, ya sea de forma permanente o como transeúntes cotidianos, transgrediendo ese espacio ideal que nos revela la realidad más allá del sueño, ya caduco, de la homogeneidad moderna.
La ciudad es habitada diariamente de una manera diferente a como fue proyectada. Las regiones que circundan el plan piloto forman un todo sin solución de continuidad, son barrios hechos a mano en los que la gente se ha construido, como en tantas otras ciudades, su hábitat.
No se previó la presencia del otro, en la ciudad ideal las manos y las vidas de quienes la construyeron no entraban en ese dibujo construido.
A pesar de ello cada día llegan a la ciudad quienes no son esperados. La habitan transgrediendo el espacio ideal, porque este no puede ser nunca real.
[Zaida Muxí Martinez]
De esta manera, la ciudad de Brasilia se analiza como dos ciudades separadas, la ciudad proyectada y la ciudad habitada. “Ninguna tiene jerarquía sobre la otra. No hay ciudad sin habitantes, ni habitantes sin ciudad. El libro busca reflejar esto: hay dos posibles lecturas de la historia. No hay tapa y contratapa. Hay dos comienzos. Dos realidades. Dos Brasilias”
Este libro se publicará gracias a un proyecto de Crowdfunding con Ideame. La campaña, que ha superado ya el 60% del total necesario para ser exitosa, se encuentra en sus últimos 5 días. Si estás interesado en apoyarla, puedes participar en este link.
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