El edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, de hormigón, aluminio blanco y vidrio, es obra del reconocido arquitecto norteamericano Richard Meier, proyectado en 1990 y construido entre 1991 y 1995. Conocido por ser resultado de una articulación de varios volúmenes (de 120 x 35 metros de base y 23 metros de altura), que en conjunto ocupan 14.300 m2 útiles, este edificio, al igual que en casi toda la arquitectura del arquitecto, reinterpreta formalmente el racionalismo con referencias al movimiento moderno.
Dentro del contexto, y utilizando como base del proyecto su escala y orientación, el museo juega un rol importante en la re-estructuración del barrio gótico de Barcelona. Sus líneas claras y la combinación de curvas con rectas, generan que el edificio sea visto como un objeto fragmentado pero armónico. Su planta, definida por cuatro grandes espacios que son organizamos por un volumen de planta circular en el centro del edificio, logra que se genere un juego constante entre el interior y la luz del exterior.
El acceso se encuentra en el centro de la fachada principal, por donde se accede también al jardín posterior público, el cual divide la planta baja en dos grandes áreas: las zonas privadas y la librería, y el vestíbulo de acceso a las salas geométricas de exposición. Para acceder a las galerías, el usuario debe pasar a través de un foyer cilíndrico que marca el recorrido hacia el vestíbulo vidriado e inclinado, de triple altura que mira hacia la nueva Plaça dels Àngels hacia el sur, la cual, junto a un corredor intermedio pavimentado envuelto en vidrio, permite al visitante acceder a seis espacios continuos en niveles sucesivos. De esta manera se logra relacionar de una manera muy sutil la geometría del interior con la del contexto del casco antiguo de Barcelona.
Este volumen transparente permite además el vínculo entre la fachada pública del museo y los volúmenes más cerrados de las galerías. Las galerías están parcialmente iluminadas desde arriba, particularmente en la parte superior del museo, donde se encuentran los tragaluces con persianas. Parte de esta luz se filtra hacia abajo a través de los pisos de bloques de vidrio y las ranuras abiertas para iluminar los niveles inferiores. Cuando la luz natural entra desde el sur, la pared acristalada paralela a la rampa ayuda a filtrarla, permitiendo una luz uniforme en los primeros niveles.
En algunas partes las losas de cada piso se separan de la fachada para permitir la continuidad de la luz cenital, antes mencionada. En este caso se resolvió con una galería vertical, paralela a la fachada, que filtra y reparte la luz por los tres niveles de circulación interior del museo.
La zona privada del edificio, a la que se accede por la fachada lateral oeste, incluye la recepción de oficinas, el muelle de descarga y las oficinas. El sótano contiene las instalaciones y sus accesos son privados, a excepción del auditorio, que también tiene lugar en el nivel -1. Finalmente, el ascensor de la plaza, revestido con con paneles de acero esmaltado blanco, está animado por las persianas horizontales de la rampa-hall y dos elementos escultóricos de yeso.
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Arquitectos: Richard Meier & Partners; Richard Meier
- Año: 1995
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Fotografías:Ricardo Vidal