Se estima que para el 2050, el 75% de la población mundial - en ese entonces 9 billones de personas - vivirá en ciudades. La expansión urbana ya es un problema y los planificadores se enfrentan a nuevos retos que tienden hacia la construcción en vertical. Además, las ciudades se enfrentan con cada vez más fuerza al cambio climático, la escasez de recursos, el aumento de los costos de energía y la posibilidad de futuros desastres naturales. En respuesta a estos asuntos, Arup ha propuesto su visión del edificio urbano del futuro.
En su propuesta titulada "It's Alive!", se imaginan un ecosistema urbano de edificios "vivos" que no sólo generan espacio habitable, sino también diseñan su medioambiente. De acuerdo con Arup, los edificios del futuro no sólo deberán producen energía y alimentos, sino que también tendrán que ofrecer a sus ocupantes aire limpio y agua.
Más información sobre la visión de Arup después del salto.
En la visión de Arup, cada edificio es un "organismo vivo" con un sistema nervioso y sensores de intercambio de datos con un centro ("cerebro"), que controla los sistemas de energía, iluminación y fachada. El edificio en sí podría modificarse para adaptarse al clima, la hora del día y la ocupación. Sin embargo, también imaginan las funciones de diferentes edificios podrían unirse para optimizar la producción y el consumo de energía, los alimentos y el agua en toda la ciudad.
La base de cada torre es un marco estructural permanente para las losas de piso. Dentro de este marco, se podría integrar módulos prefabricados, adaptados a los ocupantes y reparados, actualizados y reemplazados - cuando sea necesario - por robots. El edificio podría cambiar para mantenerse al día con el cambio de uso, el clima, los avances tecnológicos y la personalidad de sus ocupantes. Componentes más pequeños se fabrican digitalmente en el lugar para permitir la rápida personalización.
La energía para la construcción estaría a cargo de una fachada fotovoltaica pintada, fuel cells y turbinas controladoras, mientras que algas producirían bio-combustible para el transporte público de la ciudad. Información sobre el consumo de energía del edificio se muestra en enormes OLED (diodos emisores de luz orgánicos) sobre las superficies de la fachada. El agua potable se recogerá a través de turbinas a partir de la humedad del aire. El agua se recicla y se reutiliza para la agricultura urbana y la producción de alimentos dentro de los espacios verdes del edificio. Nano partículas de los filtros de aire y las superficies limpian el aire y eliminan el CO2.
Arup está lejos de ser el primero en proponer una visión del futuro. De hecho, sus acciones propuestas coinciden con muchas sugerencias anteriores, que tienden a ser tan brillantes e innovadoras que se vuelven inmediatamente equivocadas. Una posible razón de esta discordia, entre la visión y el futuro, es que tendemos a ver los problemas como versiones exageradas de las preocupaciones actuales, sin predecir los grandes cambios culturales, políticos y económicos que inevitablemente ocurren.
En la década de 1920, el presidente de la Architectural League de Nueva York, Harvey W. Corbett ofreció su visión de la ciudad estadounidense del futuro. Con los centros urbanos cada vez más poblados, se imaginó la estratificación vertical de la ciudad según su función. Departamentos y espacios de vida estarían en la cima de los rascacielos, debajo habría escuelas, oficinas y finalmente restaurantes. Las calles de la ciudad y el ferrocarril sería enterrado bajo tierra, dejando vastas explanadas peatonales a nivel del suelo. Pero su plan no tuvo en cuenta el éxodo masivo de Estados Unidos a los suburbios después de la Segunda Guerra Mundial.
Otra idea que fue considerada brevemente en la década de 1950, fue la construcción del prototipo de la ciudad del futuro del arquitecto británico Geoffrey Alan Jellicoe. El proyecto titulado "Motopia" ponía todas las carreteras de la ciudad en la parte superior de sus bloques de departamentos rectangulares, dejando libre todo por debajo para los peatones.
En la década de 1960, Archigram propuso que no sólo los autos sino también toda la ciudad en sí debía ser móvil. Su "Plug-in City" propone una ciudad de mega estructuras de hormigón, la que podría sostener módulos móviles de vida. Tomando el concepto de ciudad en movimiento a un nivel aún más psicodélico, propusieron "The Walking City"- una metrópoli generada sobre un gran robot sensible, que podría recorrer el paisaje a su antojo, entregando a sus ciudadanos las diferentes áreas según las necesidades y los recursos dictados. Sin embargo, la era de las ciudades y mega-robots fue lamentablemente corta por las crisis petroleras de la década de los 70 y los desafíos se centraron en la eficiencia, la sostenibilidad y la economía.
Aunque estas propuestas parecen ya fuera de lugar, vale la pena reconocer que las ideas básicas de los peatones segregantes, los módulos personalizables y el robot controlador... componen básicamente la propuesta de Arup, hoy.
Via BD Online. La propuesta completa de Arup en el siguiente link.