- Área: 350 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Angel Baltanás
El encargo se basa en adaptar una vivienda estándar de la periferia de Madrid a las necesidades particulares de sus propietarios. Se toma como premisa, respetar al máximo la arquitectura existente, para así no destacar sobre el resto de las viviendas iguales y seguir, ante todo, formando parte del conjunto de la urbanización.
La relación con el exterior, con la vegetación, será el hilo conductor de todo el proyecto... cada espacio interior debe disfrutar del exterior y de su luz.
La distribución se plantea con la mayor lógica posible: el sótano para los invitados, la planta baja como lugar más familiar, planta primera para los dormitorios y buhardilla como sala de estar, pretendiendo que todos los espacios se comuniquen entre sí contrarrestando las divisiones existentes entre las cuatro plantas.
En definitiva, una ordenación de espacios que permita un uso sencillo: un recibidor-office, office-cocina, recibidor-comedor, comedor-salón… qué más da, el uso futuro les irá poniendo nombre a cada espacio.
Un mismo criterio de materiales recorrerá toda la casa, tanto a exterior como a interior: la madera nueva dialogando con el ladrillo, porcelánico negro y el hierro lacado con la pizarra... así lo viejo y lo nuevo se fusionan de una forma natural.
El jardín, no sólo estará presente en todas las plantas, tratando las terrazas como patios donde poder ver sin ser visto y una serie de porches de madera harán de puente entre el exterior y el interior de la casa.
La piscina, muy presente en el jardín a lo largo de todo el año, se trata en porcelánico negro respetando así el color natural del agua y los reflejos en ella de todo el jardín.
Todo el mobiliario de la casa se elige en respuesta al uso de cada espacio, diseñando el propio estudio una serie de piezas, como las mesas de comedor de sótano y planta baja.
En definitiva, un proyecto basado fundamentalmente en escuchar, escuchar, escuchar...