La arquitectura del lugar, su diseño y colores responden a la intención de articular un barrio a partir de un ícono que genere sinergias en el tejido social. Hoy, más allá de su función de Jardín y Sala Cuna es un espacio que identifica a sus vecinos.
El Jardín infantil y Sala Cuna Loida fue proyectado debido a la necesidad de cambiar de lugar el antiguo centro dañado por el terremoto del 27/F. Las estrictas normativas de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, JUNJI, referidas a la superficie de patios libres e iluminación, generaron la necesidad de asentar el nuevo Jardín en un terreno de mayor tamaño.
Así el nuevo establecimiento se construyó en el Cerro Obligado de la comuna de Coronel, ubicado en un corte de la pendiente, con calles muy ajustadas donde las aceras se confunden con la calzada y las precarias construcciones hacen eco de un barrio desarticulado y desprovisto. El sitio colinda con una multicancha y una pequeña sede vecinal. Lo anterior, sumado a la misión social del Jardín, que acoge a niños de escasos recursos, nos llevó a entender que el proyecto debía ser un ícono de reactivación dentro del tejido urbano y social.
Hacia la calle se diseñó un atrio que amplía el espacio proyectado por el frontis, un pórtico que enmarca a modo de escenario los instantes de salida o espera de los apoderados del establecimiento, otorgando un espacio de acogida e interacción.
El Jardín infantil y Sala Cuna se lee desde el exterior como un volumen compacto. Posee un gran espacio central de doble altura que divide el edifico interiormente en dos volúmenes principales: uno que alberga las salas de clases y otro los servicios. Este espacio central de doble altura fue destinado a ser el hall de acceso y núcleo articulador de las circulaciones del edificio, extendiéndose hacia la parte posterior donde se transforma en un gran patio techado revestido completamente en madera que albergará las actividades de los niños en los días de invierno. El segundo patio es el "puente" o conector que une los volúmenes en la segunda planta. Ambos patios se relacionan y desde un balcón se obtiene una vista hacia las estructuras del árbol de acero que sostiene las cerchas.
El manejo del color se realizó en un estudio de tonalidades junto al equipo de diseño, pensado como un punto de color. De esta forma el Jardín pasa a ser un lugar reconocido desde una escala social para el barrio y los cerros aledaños. Ya mientras se trabajaba en la construcción, los vecinos asumieron e hicieron propio este reactivo, iniciando la gestión para la remodelación y hermoseamiento del barrio, lo que consideró actividades particulares como ampliación y pintura de casas e instalación de pequeños almacenes. Además, se llevaron a cabo actividades que implicaron el trabajo social y comunal, como la reactivación y reconstrucción de la sede vecinal y una plaza de juegos ubicada a escasos metros de la obra.
De esta forma, la arquitectura de lugar, diseño y colores convergen en una iniciativa destinada a generar sinergia positiva en el sector. Hoy, más allá de su uso funcional, el Jardín es un lugar que identifica a los vecinos.
Material utilizado.
Duraboard® es la placa lisa de fibrocemento recomendada por su durabilidad e incombustibilidad. Es además resistente al ataque de termitas, roedores, y a la humedad. Es usada para el revestimiento de fachadas. En este proyecto se utilizó una placa de e:10mm, separada con perfiles metálicos tubulares de sección rectangular de dimensiones 40x30x1,5 (leer más).