Muchas veces se escucha que para hacer un buen proyecto el presupuesto es algo secundario, y que finalmente, un buen diseño es aquel que con los mínimos recursos logra un resultado destacado.
¿Cuánto de cierto y cuánto de mito hay en esta afirmación?
Sin lugar a dudas un buen diseño, bien pensado y desarrollado desde una situación de cierta escasez no es una limitante para lograr un buen proyecto, sin embargo ello no implica, a mi parecer, que el presupuesto o el dinero con el que se cuenta sea absolutamente irrelevante.
Lo contrario sucede con un presupuesto holgado, nunca es garantía de buen proyecto.
Aquellos proyectos que se piensan en un principio desde la escasez, pueden colocar esto como una condición esencial y llegar a un resultado de calidad, ya que se coloca el presupuesto a su favor y se proyecta desde un inicio con lo que se cuenta.
La situación más traumática la viven aquellos proyectos que sufren disminuciones durante la construcción, lo que implica el cambio en especificaciones técnicas, detalles o soluciones constructivas que son fundamentales para asegurar una cierta calidad de la construcción a la que apuntan.
Sin embargo me parece que siempre debe existir un mínimo o base de presupuesto, dependiendo de la escala del proyecto, que logre asegurar una correcta elección material, constructiva y estructural que asegure una dignidad de la construcción y un buen paso del tiempo. El presupuesto debe dar también un mínimo grado de libertad, que permita hacer algo más de lo necesario, logrando un aporte para la ciudad, los habitantes o su entorno, logrando algo más que resolver el problema.
En general un presupuesto precario conlleva a la elección de materiales de inferior calidad, y detalles que dejan que desear, ya que estos aspectos son muchas veces el punto de inflexión. El resultado, proyectos que de apariencia inmediata y en fotografías pueden parecer buenos, pero que con el paso del tiempo dan cuenta de sus falencias y degradación.
Finalmente un buen presupuesto no asegura un buen proyecto, esto lo hace el buen diseño, sin embargo no me parece que sea un aspecto irrelevante, es cierto que con el mínimo se puede hacer excelente arquitectura, pero sin lugar a dudas, un mínimo aceptable.
