- Año: 2009
Descripción enviada por el equipo del proyecto. LARVA, Laboratorio de Arte Variedades, es un espacio cultural del Ayuntamiento de Guadalajara ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, en un antiguo cine de los años cincuenta que por más de una década estuvo abandonado. Fue puesto en operación de nuevo en el 2009, primero para conciertos y eventos culturales en lo que fue la sala del cine. En este inicio el espacio de acceso y foyer no habían sido utilizados. Los arquitectos Alfredo Hidalgo y Luis Aldrete fueron los responsables del proyecto de remodelación de este espacio de 1,000 m2 que constituye el frente principal del edificio y el contacto inmediato con una de las principales avenidas de Guadalajara, la Avenida Juárez. El encargo incluyó también el tratamiento a la fachada y nuevo acceso a la sala de conciertos, así como el plan de intervención posterior.
En virtud de tratarse de un encargo en un edificio público, con un presupuesto mínimo y planes para construirse en cuatro meses, el proyecto se planteó bajo las siguientes premisas:
1- Reconocer el edifico existente, dialogar con el pasado, conservando la estructura original.
2- Por tratarse de un inmueble que no sería remodelado en su totalidad, esta intervención parcial dejarían registros de su estado original, con la intención de evidenciar la relación entre el nuevo proyecto y el estado original.
3- Para optimizar recursos y tiempos, se conservaría el enjarre (estuco) en el estado encontrado, sin siquiera pintar, lo que permitiría conservar la personalidad actual e integrarse con el resto del inmueble que no sería intervenido.
4- Los recursos se aplicarían en partidas muy específicas y de la mayor calidad posible, a fin de lograr resultados espaciales y significativos. Los materiales hablan del proyecto: la madera en pisos y mobiliario suman calidez al proyecto, el acero colabora en la entrega de los materiales y como ordenador de la intervención en general. Pocos elementos pero claramente identificables.
La intervención reconoce las fortalezas espaciales, tectónicas y estructurales del espacio, las reutiliza y aplica estratégicamente los recursos. Deja registros históricos y ofrece tanto en el interior como en el exterior una forma de relación activa entre el edifico y el espacio público, donde toda la fachada a nivel 00 es tratada a través metal color grafito, para convertirse en un “pizarrón” urbano.
El proyecto se llevó a cabo con el 60 por ciento del presupuesto etiquetado. Representa un ejercicio de arquitectura que refleja una intención clara de la forma en que un edifico público puede ser intervenido y relacionarse con la ciudad haciendo ciudad, entendiendo lo que se tiene, reutilizándolo, aplicando estratégicamente los recursos, dejando registros históricos. Un proyecto de una modesta inversión que hoy ha reactivado a una zona, el edifico en honor a su nombre sigue en una metamorfosis que sugiere el proceso que el resto del centro hitórico podría asumir.