Arquitectos: Foco Mornata Sacerdoti Architetti Ubicación: Cavallasca, Como, Italia Equipo de diseño: Andrea Foco, Matteo Mornata, Sara Sacerdoti Año: 2006-2008 Superficie del terreno: 725 m2 Superficie construida: 230 m2 Fotos: Maurizio Mazzucchi
La restauración del monumento a los caídos de Cavallasca significó la oportunidad de realizar una plaza para la celebración del día de los caídos, algo que hacía falta a la municipalidad. La obra, se compone de una escultura de bronce en bajo relieve, de los años veinte. Esta escultura del siglo pasado, representa a San Miguel y ha sido reubicada en la explanada delante del cementerio. Con la intervención, el lugar ha sido transformado en el parque de la memoria.
Con el rediseño de la plaza y del parque, se trató de incorporar la función conmemorativa con la recreativa, por lo que se pensó en una instalación que pudiera mantener el valor metafísico del monumento sin reducirlo a mero objeto decorativo. Así es que la escultura de bajo relieve no queda colgando de una estructura opaca (como sería de esperarse) sino que queda suspendido en el aire por medio de un soporte transparente. El posicionamiento de la escultura tiene la intención de desmaterializarla y convertirla en una epifanía, como una aparición sobrenatural.
La escultura, se desprende del suelo hasta sobrepasar la estatura de un hombre, por lo que hay dirigir la mirada hacia lo alto para poder observarla. El evento está marcado por un volumen virtual definido por un purísimo bastidor metálico de perfiles tubulares. Solo las aristas adquieren consistencia material, casi como si se tratara de un simple signo gráfico. El volumen que representa la dimensión sobrehumana del arcángel que levita, por lo que se suspende gracias a cuatro sostenes que, por diseño y posición, manifiestan claramente su ajenidad.
La proyección del volumen se estampa en el enlosado resaltando la desviación del valor espacial, como si se abriera un vacío. La diferencia de cota es del alto de un peldaño. De esta forma se pudo trazar un camino, que de la banca panorámica sigue en llano dentro de la plaza y que, marcado por la sola diferencia de material y color, entra en la instalación. Esta operación va creando un verdadero pasaje entre el interior y el exterior, puente entre distintas dimensiones. Es ahí donde se realiza el contacto, por un lado la presencia angelical, por el otro la plancha dedicada a los caídos.
